A estas alturas la censura del ministro Saavedra es más que inminente. El Ejecutivo ya debe haber venido barajando hace tiempo la posibilidad de un remplazo que más que estar a la altura y contribuir a la mejora del proceso de reforma educativa, esté dispuesto a ceder y servir desde el propio oficialismo a las necesidades insaciables de poder de la maquinaria naranja que a vista de todos está apoderándose de las instituciones del Estado.  

Los intereses evidentes de los congresistas y funcionarios públicos ligados universidades empresas, así como la presión de gran parte del empresariado ligado a este sector parece el principal propulsor de esta moción de censura al casi ex ministro de educación. Y, de hecho, es cierto (en gran parte). Sin embargo, yo creo que esto va más allá de este ministro y esta reforma universitaria que con mucha pena se nos va yendo.

El fujimorismo solo puede ganar elecciones si los peruanos están sumidos en la ignorancia, la pobreza y los prejuicios. Y es por ello que no pueden permitir un cambio en la herramienta más poderosa que todos tenemos para mejorar como personas, como ciudadanos y como país. El recorte del avance de la educación es un punto primordial para que la estrategia de adoctrinamiento fujimorista, aprista y cualquier otra funcione. Un país más informado, con una mejor calidad de vida, con mejor educación y una visión más amplia, les cerraría las puertas a los partidos políticos tradicionales. Esa sería su muerte y la de sus sucesores, por ello no se lo pueden permitir.

La forma burda de como los fujimoristas toman el control del país ante la pasividad cómplice de un Ejecutivo más que preocupar, asusta. Porque mientras tenemos un oficialismo amenazado que le soba la espalda a más de 70 congresistas naranjas y a su líder, el fujimorismo se encuentra en una carrera maratónica de poder.

Una carrera en la que solo corren sus mejores trogloditas políticos, una horda sin escrúpulos de pirañas con chaveta en saco y corbata. Y en su camino no solo se llevan a los ministros, si no que se llevan al Perú.